Page 335 - San martín del Rey Aurelio
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vió a ser kiosko de nuevo, una plaza de abastos reconvertida en sede
del hogar de jubilados, además de tener una sala multiusos para
distintas actividades municipales... Y así podía seguir enumerando
nuestra transformación hacía lo que somos ahora.
Pero lo que realmente hace la razón de ser de un pueblo, son sus
gentes, sus habitantes, configuran su corazón, su sentir, su identi-
dad, y ahí si que aparecen nuestras peculiaridades.
Aparentemente parece y repito parece, que nos movemos en la es-
cala cromática de los grises. Somos de hacernos de menos, nos re-
creamos en las carencias que sentimos nos faltan y vemos lo bueno
que tienen los pueblos que nos rodean. Siempre he oído que vamos
a menos, que no estamos unidos, que acabaremos desapareciendo,
bla, bla, bla... Parece como que no valoramos lo que somos todos
juntos y lo mucho que estamos haciendo para que nuestro corazón
siga latiendo.
No seré yo el que diga que todo va bien, pero tampoco quien caiga
en un pesimismo innecesario, falso y que nada favorece a la realidad
de Sotrondio.
Tenemos una población envejecida, los jóvenes se han tenido que ir
a buscarse la vida, la crisis la notamos un par de años antes que el
resto y de la que estamos saliendo lentamente con la incertidumbre
de que será de Sotrondio tras el cierre definitivo de la actividad mi-
nera y la esperada reconversión industrial que nos traiga esperanza
y futuro a todos.
Eso sí, los que se han quedado, los que resisten, son conscientes que
juntos y remando todos en una misma dirección, Sotrondio saldrá
adelante.
Hay muchísima gente haciendo cosas por y para el pueblo, algunas
de manera individual y otras agrupadas en asociaciones que hacen
que nuestra frecuencia cardiaca sea óptima.
A nivel social hay un grupo de mujeres que a título individual se
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