Page 329 - San martín del Rey Aurelio
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esos tiempos. Otro podría ser el paseo por al lado del río Nalón,
            a la altura del Puente de los Gallegos y que desemboca en el
            parque del municipio. Allí se reunían gentes de todas las edades
            para convivir en sociedad de una manera envidiable y armoniosa.
            Tampoco puedo olvidar el huerto de mi abuelo en Baraosa, lugar
            en el que me pidió un deseo que en algún momento podré llevar
            a cabo, ni del antiguo Mercado donde iba a comprar con mi abue-
            la, ni la Plaza del actual Ayuntamiento donde la banda de música
            amenizaba las fiestas de julio, ni del economato de Hunosa, ni del
            Pozo del Sotón, mina donde trabajaron mis dos abuelos, deján-
            dose la salud y el físico, ni del radiocasete de mi abuelo donde
            conocí lo que eran les cantaráes en bable... En fin, que no les
            quiero aburrir. Son muchos los sitios que podría nombrar y que
            pueblan mi mente en estos momentos.

            No obstante, lo que sí quiero destacar es el lugar desde el que
            más he reflexionado sobre Sotrondio y toda la comarca. Era la
            casa de mi bisabuela en La Pumará. Además de los juegos infan-
            tiles, los paseos, los recados y el trabajo con la naturaleza co-
            mencé a forjar una afición por las letras que me ha convertido, en
            parte, en quién soy ahora. En aquellas tardes de corredor en las
            que, gracias a la novela Noticia de un secuestro de Gabriel García
            Márquez decidí que quería ser escritor, encontré un documento
            que aún conservo. Se trataba del carnet del servicio militar de mi
            bisabuelo Eladio. A partir de ese momento, mi mente fabulado-
            ra consiguió imaginar millones de historias, que ahora de mayor
            comienzan a coger forma.


            Para concluir este texto, en el que he pretendido homenajear a
            los lugares donde fui feliz en los veranos de mi infancia que pasé
            en Sotrondio, les voy a dejar las primeras páginas de esa primera
            historia que surgió allí, uno de esos lugares a los que siempre se
            vuelve. Se titulará Llévame contigo al cielo y, en cuanto se pub-
            lique, uno de los primeros lugares que visitaré será Sotrondio, sin
            duda. Así cumpliré una promesa vital. Espero que les guste.



                    - ¿Por qué tenemos que marcharnos ahora al cementerio?








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