Page 261 - San martín del Rey Aurelio
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y asistentes a las clases es muy notoria rondando el 40 por ciento
            de asistencias. Ello se debe, según Jove y Canella, a que “una gran
            parte de la población infantil está ocupada ordinariamente en las
            labores  de  casa,  cuidado  de  hermanitos  pequeños,  pastoreo,  re-
            cados, rebusca de carbón, llevar comida a los lugares de trabajo,
            etc. y a la desidia de padres incultos a quienes importa muy poco
            la enseñanza de sus hijos”. Es así que en el censo de 1920 el 30
            por ciento de la población del concejo es analfabeta. A partir de la
            década de los 30, y de forma progresiva pero lenta, el alumnado
            comienza a ser más cumplidor y más disciplinado, sobre todo las
            niñas, aumentando notablemente la asistencia pero sin llegar a la
            plena escolarización (figs. 4 y 5). Algo muy distinto al alumnado de
            hoy que está obligado pero también amparado por las leyes para
            llevar a cabo su formación.

            Profesorado.
            Hasta 1881 los maestros eran nombrados por el Ayuntamiento pero
            retribuidos en gran parte por los padres de los alumnos. Es así que
            la mayoría de ellos no son titulados y la duración de sus contratos
            es muy corta. En 1881 se incorpora como maestro nacional en las
            escuelas de niños de San Martín D. Nicolás González Alonso, natu-
            ral de Castañedo del Monte (Santo Adriano), que va a permanecer
            durante 35 años y que desarrollará una labor inmensa. Su sueldo
            era tan exiguo, 625 pesetas al año, que sobrevivía ejerciendo de
            matachín, partidor, encendedor de las farolas de alumbrado, fiscal
            del juzgado de paz y hasta encargado de controlar los cultivos de
            remolacha para una azucarera de Lieres (figs. 6 y 7). La maestra
            nombrada para la sección de niñas sería Dña. Benigna Suárez An-
            tuña. Ambos debieron trasladarse a la recién creada escuela de La
            Alameda en 1895.


            Tras la jubilación de estos maestros se sucede una larga lista de
            enseñantes, que sería muy prolífico citar, hasta llegar a los actuales
            profesores del Colegio Nacional y del Instituto de Enseñanza Me-
            dia que ya acceden mediante oposición a los respectivos cuerpos
            funcionariales docentes. Como dato histórico se debe reseñar que
            tras la guerra civil numerosos maestros han tenido que pasar por
            un proceso de depuración política que no todos superaron.








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