Page 266 - San martín del Rey Aurelio
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cita los recuerdos más afectuosos y de admiración al sabio maestro.
            Asociación que cada vez cuenta con menos exalumnos por impera-
            tivo biológico pero a la que se incorporan personas que sin haberlo
            sido desean mantener vivo el recuerdo y el agradecimiento al que-
            rido profesor (fig. 12). Esta asociación ha erigido en su memoria un
            monolito colocado en los jardines situados frente al actual Ayunta-
            miento con una leyenda que traduce de forma inmejorable lo que D.
            José ha supuesto para el pueblo de Sotrondio: “Homo finit. Opera
            manent” (fig. 13).

            Alumnado.
            Los alumnos de  esta Academia van a proceder sobre todo de la
            parroquia de San Martín pero también en buen número de las de
            Santa Bárbara, Blimea, Cocañín y de otros pueblos del Alto Nalón.
            Debe destacarse especialmente que había dos tipos de alumnos: los
            que podríamos llamar normales, que asistían a las clases en horario
            de 9:00 a 13:00 y de 14:30 a 17:00 horas, y los que acudían al hora-
            rio conocido como nocturno, de 18:00 a 20:00 o 21:00 horas. Estos
            últimos generalmente eran trabajadores que después de la jornada
            laboral asistían a la Academia bien para seguir los estudios de bachi-
            llerato o, como ocurría con una gran mayoría, para prepararse para
            exámenes de carreras medias como la Escuela de Capataces de Mie-
            res. El mérito de estos alumnos, que llegaban a las aulas después de
            una dura jornada, muchas veces en la mina, y que además algunos
            tenían sus domicilios en aldeas alejadas de Sotrondio en los valles
            laterales, es lisa y llanamente admirable (fig.14).

            Profesorado y enseñanzas.
            En el currículum de Don José se aprecia claramente su formación in-
            tegral tanto en el campo de las letras como en el de las ciencias pero
            sus clases eran auténticamente magistrales en el ámbito de la filo-
            sofía, de las lenguas clásicas, de la literatura y de la historia. Para las
            enseñanzas del área de las ciencias, y algunas asignaturas de letras,
            supo rodearse de un plantel de excelentes profesores (algunos ya ha-
            bían sido alumnos de la Academia) de los que omitimos sus nombres
            por el riesgo de caer en algún olvido. En definitiva, profesorado de
            gran calidad que junto con el gran maestro contribuyeron al prestigio
            que la Academia Calvo alcanzaría durante su prolongada existencia.








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