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menús tan completos y variados para todos los gustos.

Cuando se llega a Colombres, la primera sorpresa que ofrece el paisaje urbano son las viejas y
bien conservadas casonas que recuerdan a los emigrantes que en siglos pasados salieron a bus-
car trabajo más allá del Océano y con su esfuerzo consiguieron hacer fortuna y regresar con la
ilusión de construir casas confortables, que antes no habían conocido, para acabar sus días en
el lugar que les vio nacer y entre sus paisanos. Las iniciativas y donaciones de algunos fueron
una contribución importante también para la buena conservación y modernización de la villa.

La imagen del emigrante y el dinamismo que a su regreso imprimía a sus paisanos está presenta
en la memoria de todos. Y para estimularla, allí, en la casona más emblemática, se ha instalado
la sede de la Fundación del Archivo de Indianos, donde se conservan miles de documentos
inéditos, fotografías y recuerdos de esa peripecia humana que en tiempos muy duros fue la
emigración en barco a América, sobre todo a Méjico y Cuba.

El archivo es un verdadero tesoro, abierto a los visitantes que sientan interés o curiosidad por
aquella aventura valiente y conmovedora. La visita no defrauda; por el contrario, a escritores
e historiadores les ha proporcionado inspiración y documentación para sus libros y a muchos
estudiantes e investigadores material para tesis doctorales y otros trabajos universitarios. Pocos
de cuantos forasteros se adentran en Colombres se resisten a la tentación de visitar el Archi-
vo-museo donde perdura bien conservado y mimado el recuerdo de una gesta poco conocida
que protagonizaron algunos de nuestros antepasados.