Page 20 - Miradores y Pueblos del Concejo de Ponga
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Diego Carcedo
            Responsable de contenidos de AsturiasActual






            Una exaltación de la naturaleza






        Quien no conoce Ponga, un territorio que esconde y preserva sus atractivos escondido en un
        repliegue de la montaña Cantábrica, en el sur oriente de Asturias,  no conoce la plenitud del
        paraíso natural del Principado.. Su complicada orografía no facilita la visita, pero compensa
        enseguida con las mejores vistas de un paisaje excepcional y permite conocer lugares de
        una frondosidad inimaginable y ofrece las invitaciones más tentadoras para la práctica del
        senderismo en su atractivo más puro.

        Ponga  es  un  municipio  extenso  y  despoblado.  Apenas  seiscientos  habitantes  habitan  en
        Sellañu, las nueve parroquias en que se halla dividido. Entre desfiladeros impresionantes y
        ríos verdes y cantarines, pequeñas aldeas como Sobrefoz, Viboli, Taranes, Carangas, Viego,
        Bedules o  Cazo, ofrecen al visitantes la imagen más pura de una cultura rural que a lo largo
        de los siglos ha conseguido superar las dificultades de la incomunicación y la limitación de
        recursos sin perder su identidad.


        Desde la capital, San Juan de Beleño, donde existe un centro de interpretación del Parque
        Nacional en que se encuentra el concejo se ofrecen detalles para conocer los múltiples lugares
        interesantes. El visitante puede elegir entre diferentes opciones cada cual más sugerente. La
        imagen de fondo del Pico Tiotordos, cuya esbelta fisonomía destaca especialmente en los
        días soleados, la tentación de adentrarse por sendas y rincones resulta incontenible.


        La oferta no puede ser más variada, desde los angostos caseríos de Ventaniella y Arcenorio,
        dos lugares fuera del mundo, -- cargados de leyendas, tradiciones e historias estremecedoras
        de inviernos implacables --, convertidos en avanzadillas en la frontera con la provincia de
        León, hasta los frondosos y milenarios bosques de hayas, robles, abedules y acebos, como
        el de Peloño, la variedad de atractivos es excepcional. El visitante suele marcharse frustrado
        de no haberlo podido contemplar todo, pero con la voluntad firme de volver. Es asombrosa
        la frecuencia con muchos la cumplen.
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