Page 475 - San martín del Rey Aurelio
P. 475

cerca de la frontera de Costa Rica, y dos de sus poemas resultan
            premonitorios, como dice en el titulado “Cuando muera”.

            Cuando ganemos la guerra,
            no vengáis compungidos a mi tumba
            con rosas y claveles rojos,
            como mi sangre derramada.
            Os juro que me levantaré
            y os azotaré con ellos.
            Solo admitiré violetas
            como mi carne macerada,
            como el dolor de mi madre,
            como el hambre campesina
            de mi América Latina.



            Según cuentan algunos de sus amigos, la última vez que Gaspar es-
            tuvo en España ya se adivinaba su disposición al sacrificio total. En
            una reunión con curas que le eran cercanos, en la casa parroquial de
            La Felguera, en abril de 1977, les anuncia su compromiso guerrille-
            ro. Él deseaba fervientemente la derrota de la dictadura somozista,
            pero intuía cuál iba a ser su final y así lo dejó escrito en el poema
            titulado “Victoria”:

            A morir, a morir,
            guerrillero,
            que para subir
            al cielo,
            hay que morir
            primero.


            Ernesto Cardenal, autor del prólogo de estos Cantos de amor y guer-
            ra, que además de sandinista es también poeta, cree que muchos
            poemas de Gaspar eran en realidad canciones, y tiene razón, pues
            son como estribillos breves en los que parece resonar una musical-
            idad muy cercana a la de otro poeta asturiano que también com-
            partió amor y arraigo con la América central y el mar de las Antillas,
            Alfonso Camín.








                                               475
   470   471   472   473   474   475   476   477   478   479   480