Page 345 - San martín del Rey Aurelio
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cumplido con las elementales normas del deber en mi profesión.
Pero he tenidola suerte de sembrar en terreno fértil; el terreno del
pueblo de Langreoque ha supervalorado mis modestas condiciones.
En tal sentido, tengo que agradecer a la Comisión formada por Ben-
jamín Cantina, Faustino Canga y Elviro Sopeña, quienes han conse-
guido que la Corporación Municipal presidida a la sazón por mi llo-
rado Alfonso Argüelles, me concediese el honor de Hijo Adoptivo de
Langreo. Igualmente, agradezco a mi entrañable amigo y benefactor
de los mineros, Noel Zapico, que a su propuesta me han concedido
la Medalla de Oro de Santa Bárbara, por el Sindicato Vertical del
Combustible. A todos, un fuerte abrazo. A mis convecinos de la zona
del Sanatorio Adaro, de quienes partió la idea de que una calle lleve
mi nombre en dicha zona.
El médico de los mineros. La obra de Don Vicente Vallina un ejem-
plo para el valle.
El 27 de septiembre de 1998 Don Vicente recibió en Sotrondio un
emotivo y brillante homenaje popular por parte de los vecinos,no
solo de San Martín del Rey Aurelio, sino tambien de toda la pobla-
ción del Valle del Nalón. En los jardines de su pueblo natal se des-
cubrió un busto en bronce, realizado por el escultor J.Manuel Felix
Magdalena con la figura de Don Vicente, recibiendo a la vez la me-
dalla del Oro del Concejo por parte del alcalde Graciano Torre. El
propio Don Vicente se dirigió a los presentes, que entre su expo-
sición,dijo: “Siento una gran emoción que me impide decir lo que
sería necesario,pero puedo afirmar que no hice ningún mérito para
merecer ésto.Sólo cumplí con mi deber: trabajar día y noche si un
enfermo lo necesitaba,porque lo primero es trabajar para devolver
la saluda alquien que la perdió, sin reparar en horas en horas o días
dedicación.”
Gracias, don Vicente. (Escrito parcial de don Fernando Fernández
Rodriguez, director del Hospital Valle del Nalón en LNE en septiem-
bre de 1998.) De todos es sobradamente conocida su labor profesio-
nal desarrollada en el Hospital Adaro hasta convertirlo en un centro
traumatológico reconocido por la Comunidad médica internacional
creando una de las primeras unidades de grandes quemados, rea-
lizando tratamientos pioneros en cirugía de raquis, manos, tobillos
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