Page 26 - Laviana
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él quería que fuese La Aldea Perdida, serán los designados. Sus esbeltas figuras,
        cinceladas con entusiasmo y pasión por el escultor Simón Martínez, tutelarán la plaza
        en homenaje al poeta, con agrado del vecino y deleite del visitante.
        Largo y dificultoso ha sido el proceso para La Pegarata, pero gracias a la
        colaboración de Entidades y particulares, gracias al esfuerzo de los socios, y gracias
        a la colaboración del Ayuntamiento representado por su alcalde, el conjunto
        escultórico será una gratificante realidad muy pronto.

        <<Tu recuerdo vive y vivirá siempre>> entre nosotros don Armando.

        En agosto de 1933, cinco años antes de su muerte, don Armando Palacio Valdés
        colaboró con un emotivo artículo para los festejos de la Virgen del Otero, lo tituló
        Añoranzas. En él escribe párrafos plenos de emoción, especialmente para los que
        somos y formamos parte de este concejo del Alto Nalón.  10
        Dice entre otras cosas:

        <<Porque bien mirado, no soy más que un paisanín de Laviana. En ese valle he nacido
        y en él se guarda el tesoro de mis recuerdos y los de mis antepasados. Cuando veo
        estampados en los periódicos extranjeros los nombres de Laviana, Entralgo, Villoria
        y Condado, me siento conmovido, porque me parece que, aunque débilmente,
        pago mi deuda de gratitud al rincón agreste donde vi por primera vez la luz del día
        y donde he gozado días bien felices.>>

        <<En las romerías del Carmen, de los Mártires y de Lorío comí avellanas y empedernidas
        rosquillas. En la de Las Campas, bebí algunos vasos de vino peleón en compañía de
        mi inolvidable amigo Agapito León y el famoso Tamón de las Argayadas. Me bañe
        en el pozo de la Coaña, canté en las esfoyazas, salté en las fogueras, bailé al son de
        la gaita, pillé indigestiones de manzanas verdes, monté caballos en pelo y me caí y
        me rompí las narices. Esas cosas no se olvidan jamás. En mi extrema vejez vuelvo los
        ojos a aquellos días venturosos que contemplo vivos y pintorescos, como si los tuviera
        delante. Los que después han llegado son pálidos a su lado. No es sorprendente,
        pues, que cuanto ocurre en Laviana me interese profundamente y que apetezca
        para ese querido valle la paz, el bienestar y la cultura a que tiene derecho.>>






        10  Carlos Cuesta. Palacio Valdés y su entorno natal.
        PALACIO VALDÉS Y LA GASTRONOMÍA. LA PEGARATA 2003.














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