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grimas habrán caído en su lecho; cuánto verá en sus orillas; cuánta
letra incorporará a su música natural dando forma a la canción que
interpreta desde el Puerto de Tarna a San Esteban.
Lo que ha sido y es Asturias no puede entenderse sin el Nalón: Riega
sus fértiles vegas en las que se cosechan, desde tiempo inmemo-
rial, productos hortofrutícolas de todo tipo que fueron el sustento
de los asturianos; ofreció para la pesca a sus especies pobladoras,
algunas tan emblemáticas como el salmón o la angula; movió mo-
linos transformando el grano en alimento y permitiendo la maquila;
llenó abrevaderos para el ganado y lavaderos para las ropas, lu-
gares de encuentro y reunión; lavó el carbón de las cuencas mi-
neras, que acabó impregnando todo su cuerpo; participó en pro-
cesos industriales, especialmente en la siderurgia, descubriendo el
vapor; acepta ser retenido para la generación de energía eléctrica;
se abre a baños y chapuzones; es acariciado por chalaneros, pira-
güistas y remeros; sintió cómo se le daba la espalda y sufrió al verse
utilizado como canal de eliminación de iras y deshechos. Hoy, afor-
tunadamente, al Nalón se le mira a la cara y es posible establecer
un diálogo directo a su lado, al haber recobrado su esplendor tras
importantes esfuerzos de regeneración y protección de su hábitat.
Con un Nalón ya limpio y en buenas condiciones para acercarse a
sus veras, es el momento de poner en valor esta arteria vital para
Asturias, reconociendo todo lo que nos ha dado, guardándole el res-
peto debido, sacándole todo el brillo y ayudándole también cuando
lo requiera. Comprender adecuadamente el verdadero significa-
do de lo que representa el Nalón para nuestra región, nos permi-
tirá también conocer mejor lo que somos como pueblo. También
sería interesante definir el Nalón como eje turístico que permita al
visitante descubrir la esencia asturiana. En este sentido, sería posi-
ble establecer un itinerario contra corriente, partiendo desde el mar,
peregrinando río arriba internándose a placer por sus afluentes y
llegando a la fuente clara, a la Fuente de la Nalona, piedra angular y
origen de este torrente de asturianía, que dará sentido y explicación
plena a todo lo observado aguas abajo. Asimismo, cabe también
comenzar la singladura desde el Puerto de Tarna, una de las puertas
de Asturias, dejándose llevar siguiendo el curso del río, experimen-
tando a su ritmo las sensaciones que va generando su corriente. En
ambas opciones, la referencia está en Caso. Aquí surge todo. Resul-
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