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da de Amador, ya entonces, daba de comer y servía con sabiduría
y gusto. El sencillo comedor era el mismo de la casa que habitaba,
pero el pote y el “pito de caleya” podrían tener espacio propio en sa-
lones de postín. Y no digamos los “Bartolos”, hechos por ella misma.
Los envidiarían incluso los que se ofrecen en la Confitería Conchi de
Pola de Laviana.
Entrabas al bar y encontrabas, de frente, la barra. Detrás de la mis-
ma, en el suelo, había una trampilla por la que la patrona del esta-
blecimiento bajaba a un prao pendiente, muy pendiente. Por él los
pitos corrían libremente. Y allá, al fondo, un pequeño huerto la pro-
veía de las berzas necesarias para el pote.
Pero Caso no es solo gastronomía. El espíritu astur está concentra-
do, prácticamente en toda su amplitud, en los límites que definen los
casi 308 Km2 de su extensión.
De Valentín Andrés Álvarez envidio su capacidad para, en pocas lí-
neas, resumir nuestra esencia: “Lo que somos y lo que tenemos los
asturianos es un don del cielo y de la tierra. Porque el cielo de Astu-
rias suele ser nublado y lluvioso, (...) el suelo está siempre verde; ver-
de que la pacífica y sufrida vaca, (...), transforma en leche.(...). A esta
riqueza que os proporciona el suelo,(...) hay que añadir la que esa
tierra misma oculta en sus profundidades: el carbón. La gran acti-
vidad industrial asturiana procede toda ella de esos dos productos,
de la leche y del carbón,(...).” Gris y verde; vacas, leche y queso; lo
subterráneo y el carbón... . Todo ello casín; todo ello de montaña.
Brañagallones, el refugio, es otra de mis referencias personales en
el concejo. Confieso que hace un cuarto de siglo, siendo presiden-
te, aprobé su rehabilitación. No fui el único en hacerlo infructuosa-
mente. Varios proyectos, aprobaciones de crédito y hasta contra-
taciones se abordaron en diferentes momentos sin conseguir un
resultado eficaz que permitiera su utilización de manera habitual y
normalizada, como parece que, por fin y por suerte, se ha consegui-
do ahora. Cuando recuperemos la normalidad sanitaria tengo pen-
diente una visita al mismo. En el tractor-taxi, por supuesto, iniciativa
que merece aplauso y apoyo.
Compromiso que adquiero siendo conocedor de lo intrincado del
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