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camino desde Bezanes a dicho establecimiento. Un buen amigo
participó activamente, hace más de medio siglo, en su construc-
ción. La mejor maquinaria entonces disponible, dinamita y consejos
cargados de sentido común, de los lugareños, hicieron posible una
obra que merece los calificativos de histórica y emblemática. Los
que en ella participaron solo expresan una queja: la reiteración de
“cabritu” en los desayunos que les servían en dicho albergue. Estoy
seguro que no me quejaré si, el día que lo visite, tengo que degustar
allí dicho plato.
Quiero acabar en las alturas. El Pico Torres, con más de 2.000 me-
tros de altitud, es el techo de este concejo. Desde él se domina el
entorno y sus numerosas cumbres. Cimas de montañas que son el
“Alma mater” de Asturias, como también dijera Valentín Andrés Ál-
varez. “Ellas dieron a los asturianos muchos rasgos de su carácter e
hicieron que en Asturias lo más importante de su historia fuese im-
puesto por su geografía”, dejó escrito el pensador moscón.
La rotundidad del relieve casín impregnó el temple de sus gentes.
En su “Guía espiritual de Asturias”, el ya mencionado académico de
Grado, lo definió meridianamente: “(...) la montaña tiene puesto, por
la naturaleza misma los límites del territorio, sus habitantes no as-
piran a apropiarse de más. El hombre de la montaña no aspira a
dominar a otros, pero quiere el dominio pleno de su territorio”.
La cordillera, con sus sierras, macizos y montes, deja esa huella inde-
leble en quienes la habitan. Pero también constituye un serio proble-
ma para las comunicaciones. En Caso empiezan por las carreteras.
Ni hacia Langreo ni hacia Infiesto tiene las que exigen el actual siglo.
Las que, por fin, vamos teniendo en buena parte de Asturias.
Es una deuda colectiva pendiente que tenemos el resto de los astu-
rianos con uno de los concejos que mejor simboliza lo que fuimos y
de lo que hoy seguimos estando más orgullosos.
Va siendo hora de ponerse, con ganas, a liquidarla.
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