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a mi tía Maruja, con la que más contacto mantuvo siempre, fue con
mi tía Julita quien era un poco más joven. Me consta que, en alguna
ocasión intentó captar, sus votos para la congregación.
Lusa, feliz regreso a casa, feliz regreso a “La Tarmada”, allí donde
crecieron libremente tus sanas inquietudes para llegar a ser una
persona honesta y ejemplo a seguir para quienes te conocieron. Allí
ocuparás tu infinito e inconfundible espacio y yo tendré una razón
más para volver a subir a La Tarmada.