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M.A.R.R.
Miguel Ángel Rosete Rosete
Primo-nieto de Mª Luisa
“LA TARMADA” Y LA FAMILIA DE
SINARIEGA
No me cansaré nunca de subir a “La Tarmada”.
Tanto me impresionaba en mi niñez su grandeza, tanto me senté en
“el Cantu de la Vallineta” para admirar lo que a mí me parecía inmenso
y hermoso, tanto bebí en la riega de su mismo nombre camino de la
escuela, tanto fui a cazar allí palomos en mi juventud y tiene para mí
tanto encanto, tanto misterio, tanta paz, que no me cansaré nunca
de subir a La Tarmada.
Sé que, al llegar, me invadirá una sensación agridulce al contemplar la
silenciosa soledad de un lugar olvidado y en el que un día hubo vida,
mucha vida, barullo y algarabía, pero que al mismo tiempo me satisfará
tremendamente el mero hecho de estar allí recopilando recuerdos.
Siento La Tarmada como algo mío, como algo próximo, como algo
deseado. Es la casa de los primos de mi madre: “los de la Tarmada”.
El primer coche que vi, fue el de Luis “el de la Tarmada”, hermano de
María Luisa, cuando subía a visitar a la familia procedente de Méjico.
Ya de bien pequeño, en alguno de esos recorridos hacia la escuela, solía