Page 273 - San martín del Rey Aurelio
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nera, durante los años en que estudié la enseñanza media en el
instituto Virgen de Covadonga de El Entrego. El Sotrondio de
que hablo ahora fue la capital del concejo, antes de convertirse
en uno de los tres núcleos urbano, además de Blimea y El Entre-
go, que forman la tríada asturiana de San Martín del Rey Aurelio,
en el concejo homónimo, por reciente decreto de la Comunidad
Autónoma. Por si todo aquello no fuera bastante, Sotrondio fue
mi escuela primaria durante los años de infancia y mi hogar du-
rante los años de mocedad: en sus calles, sus plazuelas y sus
barrios aprendí a vivir, comprendí el sentido de la cordialidad y
el respeto que debemos a nuestros semejantes.
La zona urbana de Sotrondio y de su populoso barrio obrero
El Serrallo, el más poblado de la cuenca minera del Nalón, se
encuentra en medio de huertas de labor y prados para el apro-
vechamiento ganadero, que ocupan más de la mitad de la super-
ficie del concejo. Las laderas umbrías de los valles secundarios
se hayan cubiertas por bosques mixtos de carbayos, abedules,
castaños y hayas. No se sabe por qué razón el rey Aurelio, quinto
de la dinastía asturiana, dejo las riberas apacibles del río Sella, a
su paso por Cangas de Onís, para establecerse en las orillas que-
bradas del río Nalón, a su paso por San Martín; lo cierto es que
permaneció en estas tierras hasta su muerte, ocurrida allá por
el año 774, y se encuentra enterrado en la iglesia de San Martín
de Tours. Por cualquiera de los valles que ascendemos o de las
laderas que transitamos he podido encontrar panorámicas inol-
vidables, como la que se aprecia desde La Envernal, en dirección
sureste, con los montes de Peñamayor al fondo, o la vista desde
La Campeta, en dirección noroeste, con el caserío de El Entrego
a los pies.
Pero bajo este mundo de la vida se desarrollaba, hasta hace po-
cas décadas, el fatigoso mundo del trabajo, en el que cientos de
mineros gastaron su vida en ganársela, por emplear la ajustada
expresión con que Bernard Shaw definió al hombre manches-
teriano. El nacimiento del concejo, primero en 1812 y definitiva-
mente en 1837, coincidió con el inicio de la industria minera, que
transformaría el paisaje del concejo en pocos años. De manera
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