Page 31 - Gamoneu
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Una joya gastronómica
 Una joya gastronómica

 DC         No hay en España, ni en Europa, a pesar de la variedad de buenos quesos que existen,

 Diego Carcedo
 Periodista  nada parecido. Es triste que sus productores no disfruten de los honores de otros creadores
         gastronómicos quizás con menos esfuerzo y méritos, aunque con más estrellas que un gene-
         ral heroico Si algún producto gastronómico que despierte tanta unanimidad entre quienes lo
         prueban, si es uno que acumula más satisfacciones y que se le reconozcan menos valores es
 La gastronomía está de moda, eso es evidente. Los   cocineros de renombre trabajan para   esta maravilla para los paladares más exigentes. El queso de Gamonedo, como aparece en las
 instalarse en la galaxia de las estrellas, percibir salarios de banqueros y competir en popula-  etiquetas comérciales, si merece que sus productores puedan compensar su modestia habitual
 ridad con los actores más famosos del cine. Dentro de la gastronomía privan las invenciones   con el honor de unas cuantas estrellas.
 culinarias más variadas y algunas absurdas, pero enriquecidas siempre por una decoración
 que compite con las obras pictóricas con mayor valor artístico.
 En la galería de platos exóticos que se ofrece en los restaurantes de lujo no suelen apa-
 recer ofertas de queso, salvo que esté complementando algún otro ingrediente especial que
 le proporcione originalidad y exotismo. Con Es lamentable que un producto tradicional, que
 satisface como pocos una variedad excepcional de sabores no se valore y se intenta adulterarlo
 con innovaciones innecesarias. En el mundo hay muchos tipos de queso y entre ellos muchos
 excelentes,
 Pero lamentablemente, algunos permanecen olvidados en las mesas de los menús rimbom-
 bantes y facturas poco menos que millonarias. Uno de ellos, si no es primero, yo apostaría que,
 si lo es, que permanece en la modestia y acumula el mérito de sus productores, es el Gamone-
 do – o si se prefiere en asturiano, de Gamonéu que merece ser su nombre auténtico. Se trata
 de algo excepcional para él, paladar, de una joya gastronómica sin descubrir.
 Es elaborado por productores partiendo de tradiciones pastoriles en las cabañas de los
 puertos  de  la  montaña  de  Covadonga  donde  los  modestos  chefs,  que  lo hacen,  en  buena
 parte mujeres, han heredado desde siglos una tradición –que por fortuna la modernidad y la
 propensión a cambiar todo lo bueno por lo moderno–, se mantiene. Nadie se ha preocupado
 nunca por reconocerle al “Gamonéu” que es algo excelente, fruto de la profesionalidad de sus
 autores y de su sabiduría entremezclando leche de cabras, ovejas y vacas junto   a la riqueza
 que guarda el ambiente de las cuevas donde es sometido a maceración.
 El “Gamonéu” adolece de tener una producción difícil y escasa, es el fruto del sacrificio an-
 cestral de pastores que pasan la mayor parte del año en cabañas modestas y cuidando al gana-
 do, expuesto a que cualquier alimaña, cambio climático inoportuno, o algún que ladronzuelo,
 que también se prodigan, frustre el esfuerzo y en talento de la suerte y de la estereología.
 El queso de “Gamonéu” es propio de una comarca montañosa, agreste de los Picos de
 Europa, de una belleza natural extraordinaria y perteneciente a de los municipios asturianos
 de Onís y Cangas de Onís. Elaborarlo es duro y la falta de publicidad que sufre lo vuelve poco
 conocido y la producción limitada lo cual hace que parezca caro comparado con otros quesos
 industriales y carentes de originalidad. c No es fácil encontrarlo fuera del Oriente de Asturias
 ni en los restaurantes de elite y menos aún en las tiendas de gurmés donde los que lo conocen,
 arrasan con ellos. Es una suerte para quienes lo descubren y disfrutan.

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