Page 74 - Laviana

La Virgen María del Monte Carmelo, conocida popularmente como la
Virgen del Carmen, tiene su origen en la devoción mariana de los cristianos
que, a imitación del profeta Elías, vivían en el monte Carmelo y allí honraban
con su vida y también imitaban a la Virgen María, prefigurada en aquella
nubecilla que, en tiempos de sequía, el ayudante de Elías vio venir a lo
lejos del mar y en la que anunciaba el fin del agostamiento. Los carmelitas,
vieron en esta pequeña nube a la Virgen María, que nos trae el agua de la
vida, que es Jesucristo. Cuando fueron expulsados del Monte Carmelo y los
monjes llegaron a Inglaterra, siendo prior San Simón Stock, pensaron que ya
no tendría sentido la orden y es cuando, en medio de la oración, la Virgen
María se le aparece a san Simón y le entrega el escapulario, como prenda
de predilección y protección.
Es propio de la devoción a la Virgen del Carmen el conocido como “privilegio
sabatino”, por el cual la Virgen María visita cada sábado el purgatorio para
sacar de él a los cofrades carmelitas que, llevando una vida acorde con
el Evangelio y su propio estado de vida visten el santo escapulario. De ahí
surge la costumbre de celebrar a los difuntos el “oficio del Carmen”, para
que la Virgen María, baje a buscarlos, si sus almas se hayan en el purgatorio
por no haber muerto perfectamente purificados. Esta imagen se representa
bellamente en el retablo mayor de la iglesia parroquial.
Adentrándonos de nuevo en el río Nalón encontramos dos feligresías
separadas por el mismo: en el margen derecho, la parroquia de santa María
de la Asunción de Pola de Laviana y, en el izquierdo, la parroquia de santa
María de los Remedios de Carrio.
Esta última era aneja a la de san Juan Bautista de Entralgo hasta su erección
como parroquia en el siglo XVIII y era conocida como santa María de Rimori
o Rimaría. Celebra en la actualidad su fiesta el día 8 de septiembre, como
tantos pueblos asturianos, para unirse así a la fiesta que en Covadonga y en
todas las parroquias de Asturias se hace para felicitar a María en el día de su
Natividad.
En la parte izquierda encontramos el arroyo Tira a, que tiene sus orígenes en el
río cerca de la capilla dedicada a nuestra Señora del Rosario que se venera
en Cortina, popularmente llamada la Virgen de Cortina. Desde antiguo, el
primer domingo de septiembre, baja recorriendo los pueblos de la parroquia
en una procesión larguísima, la más larga de todo el concejo hasta la iglesia
parroquial. Vuelve a su capilla el segundo domingo de septiembre y ese
día se celebra en el cabildo de la capilla la Santa Misa en honor a nuestra
Señor. No caben en la ermita los innumerables fieles, que no solo desde la
parroquia, sino desde las parroquias vecinas, vienen a visitar y a venerar a la
milagrosa imagen de la Virgen de Cortina.
El río va descendiendo y se va uniendo al Tira, que casi pasa bañando los
extremos del templo parroquial de san Pedro de Tiraña para desembocar en
74
el río Nalón en la parroquia de san José artesano de Barredos, desmembrada
de la parroquia de Tiraña el 11 de febrero de 1951 con decreto del obispo
Lauzurica. En esta parroquia encontramos la ermita de los santos mártires
Cosme y Damián, lugar de peregrinaciones para los fieles.
Llegamos al final de nuestro recorrido con la parroquia de santa María de la
Asunción de Pola de Laviana, antes conocida como santa María del Otero.
Esta parroquia es la capital del concejo y, actualmente, cabecera de la
Unidad Pastoral. En ella podemos encontrar dos capillas.
El arroyo de La Rebollada tiene en su origen una capillita, de una fábrica
impresionante dedicada a la Virgen de la Caridad, imagen probablemente
traída del Perú, lugar hacia el cual emigrarían los dueños de la misma, la
familia de Menéndez de la Aldea. Esta capilla perteneció desde antiguo a
la parroquia de san Esteban de El Condado, hacia la cual tenían que acudir
recorriendo varios kilómetros para poder celebrar los sacramentos. Desde el
1 de febrero de 1891 cambió a la parroquia de Pola de Laviana, gracias al
obispo criado en este pueblo, fray Ramón Martínez Vigil.
Este arroyo viene a desembocar en el de la Pontona, lugar emblemático de
la villa donde, al oscurecer cada 14 de agosto, el pueblo entero acude para
recibir a su patrona, la Virgen del Otero, una advocación de Nuestra Señora
que está en la antigua iglesia parroquial del Otero. No se conserva la fecha
de su fundación, pero los libros de fábrica se remontan al año 1680 y ya
hablan de una Parroquia en pleno desarrollo. Aunque no tenemos noticias
del origen del templo, ya en 1385 se tiene referencia de la vida religiosa de
la iglesia de Laviana. La procesión de la Virgen del Otero, que tiene ligar la
víspera de la fiesta de la Asunción de María, es precedida por una novena
en la capilla, que se reza cuatro veces al día para que los devotos puedan
acudir sin problema a demostrarle su amor a la Virgen María preparándose
así para su fiesta.
Suponemos que, inicialmente, la procesión se haría alrededor de la iglesia
parroquial de santa María del Otero. Pero sabemos que, en el siglo XVIII,
bajaba a la capilla de san Miguel y se hacía la procesión el 14 de agosto
al atardecer para bajar, y al día siguiente para subir la imagen para la misa
solemne. La procesión no era tan grande como lo es en la actualidad, ya
que bajaba por la calle de atrás, hasta la plaza de Maximiliano Arboleya
y cruzaba hasta la actual plaza de Palacio Valdés, que es la plaza del
ayuntamiento, donde estaba la capilla de san Miguel. La Virgen pasaba allí
la noche para subir en procesión al día siguiente.
Posteriormente el recorrido fue cambiando hasta el que conocemos hoy
día. La Virgen, al salir de su santuario del Otero, es recibida por gran parte
del pueblo que le canta y le reza el rosario, hasta que llega a la plaza de
la Pontona, donde la banda de música la recibe con el himno nacional y
el himno de la Virgen del Otero, en el que se le canta esa bella frase oye
75