Page 68 - Laviana

sabemos que en ella todo es belleza y hermosura, que en ella todo es pureza.
Don Luis José Fernández Candanedo
Sacerdote
Laviana, bañada por la devoción a María
El río Nalón es uno de los principales elementos de nuestra cuenca minera.
Tanto es así, que da nombre a dicha cuenca y también configura desde
antiguo la vida de los habitantes de nuestros pueblos. Por donde pasa, a lo
largo de todo su curso, va regando de frescura y vida todos los pueblos que
baña su cauce hasta desembocar en el mar Cantábrico, siendo el río más
largo de Asturias. En su transcurrir va dejando un sinfín de vida, tanto a nivel
vegetal, con diferentes especies de árboles, como a nivel animal, gracias
a que de él pueden beber y nutrirse diferentes tipos de fauna, como los
ganados que antaño fueron y hoy siguen siendo, aunque en menor medida,
el motor de la economía de nuestra querida Asturias.
Del mismo modo, a las orillas de este río, que nace de la fuente de la Nalona
en el concejo de Caso, se han ido edificando desde antiguo diferentes
pueblos que, a través de los siglos, han ido evolucionando hasta llegar a
ser lo que son hoy día. Algunos de ellos tuvieron más vida antaño y otros
tienen más actividad en la actualidad, pero no cabe duda de que todos
ellos llevan a gala el sentirse unidos a este río Nalón, al que cantan en sus
coplas populares.
No es mi deseo hacer un elogio exclusivamente al río Nalón y sus aguas, si
no utilizarlo como símil de algo muy característico que está intensamente
arraigado en nuestro concejo de Laviana. Y es que, al igual que el Nalón
lleva limpieza y el agua de la vida por donde pasa, hay una mujer que
también lleva vida y pureza a su paso. Por donde ella pasa arrasa, no como
un río desbocado a causa de la riada que se lleva por delante todo lo que
encuentra y deja destrozos tras de sí, sino como un río manso que, con su
agua serena, limpia y cristalina, riega y llena su cauce de vida, belleza y
hermosura.
Esta mujer no es otra que María, la Virgen Inmaculada, llena de belleza y
limpia hermosura, a quien, en España, con todo el cariño de unos hijos que
saben que tanto le deben a su madre, la llamamos con el título de la más pura
de todas las criaturas y nos dirigimos a ella con ese superlativo que encierra
todo el amor que hay en un hijo enamorado de su madre, la Purísima, porque
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No hablamos de una hermosura ñoña, sino de una pureza y una belleza que
han enamorado desde antiguo y siguen enamorando a los habitantes de
estas tierras de Laviana.
Es imposible fijar exactamente cuándo surge en la historia el amor inmemorial
a esta bendita mujer, lo que no le resta importancia. Como hijos que somos,
no tenemos tampoco recuerdo de cuándo empezamos a ser conscientes
de la existencia de nuestra madre, pero desde pequeños la amamos y la
queremos. Ella es, sino la que más, una de las personas más importantes de
nuestra vida y su ausencia produce un quiebro total en nuestro camino.
Volviendo al símil con el río, nuestro concejo de Laviana está recorrido de este
a oeste por el río Nalón que, como decíamos, desde que recuperó sus aguas
cristalinas tras el declive de la minería, llena toda su vega de color, alegría y
vida. Sus muchos afluentes van añadiéndole hermosura, grandiosidad y un
mayor caudal de agua. Pues, de la misma manera, la devoción y el amor
por la Virgen María en sus muchas expresiones va agrandando la fe y la vida
espiritual del pueblo lavianés a lo ancho y largo de todo su territorio.
Desciende por los concejos de Caso y Sobrescobio y llega por fin a nuestro
querido concejo de Laviana. Llega separando dos parroquias, la de san
Martín de Lorío y la de san Esteban de El Condado.
Tras descender por los concejos de Caso y Sobrescobio, la primera parroquia
de Laviana que baña el Nalón es la de san Esteban del Condado. Si algo hay
característico en ella es la veneración a la Virgen del Rosario. Desde muy
antiguo y hasta hoy día se mantiene esta devoción fuertemente arraigada
en la parroquia. En todos los lugares de culto de la feligresía, desde la capilla
de santa Olaya y san Antonio, localizada en La Ferrera, bajando junto al
río la Xerra, por Boroñes, en la capilla de san Ramón Nonato y santa Rita, y
también en la iglesia parroquial reconstruida en los años 40 del pasado siglo,
podemos encontrar la imagen de nuestra Señora del Rosario. La talla de la
iglesia parroquial es la titular de la cofradía y a la que más devoción se le
tiene en la parroquia, dando nombre a la señera cofradía que desde el año
1740 da culto y amor a la Virgen María en San Esteban del Condado.
Es María, con el rosario entre las manos, la que ayuda hoy a los parroquianos
en sus dificultades cotidianas, al igual que auxilió a los creyentes en Cristo
en la batalla de Lepanto. En su altar de madera encontramos las siglas del
Ave María, que constituye el saludo del arcángel Gabriel a la Virgen en
el momento de la Encarnación. También el grito de auxilio auspice Maria
(ayúdanos, María) que tantas veces los cristianos hemos dicho generación
tras generación. Y, ayudados por ella, bien sujetos a su rosario, agarrados
como se agarran los soldados a su mejor arma y a la mano de la madre
más querida en los momentos difíciles, los feligreses de la parroquia le han
querido regalar muchos obsequios de amor a María. Entre todos los regalos
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