Page 71 - Asturias, Covadonga y su entorno natural
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REAL SITIO DE COVADONGA CovadongaInstitución Teresiana
SAN PEDRO POVEDA
su firmeza, alguno de sus amigos le ayudó en “Vamos caminando, somos viajeros,
Madrid de forma decisiva cuando el Real sitio y para llegar al término... debemos
y santuario de Covadonga anunció vacante en mirar siempre a dónde vamos y lo
el servicio del culto de la basílica inaugurada que nos falta…marchar adelante sin
en 1901. La gruta dedicada a Santa María sig- volver la vista hacia atrás” 1
nificaba orígenes y futuro, en una encrucijada
de caminantes de Asturias y de más lejos. Las energías consumidas en Guadix le exigie-
ron años de recuperación. En el primer in-
Como peregrino llegó Poveda en octubre de vierno en Covadonga, en paz consigo mismo,
1906 ante los miembros del cabildo de Co- sentía viva desolación junto con la certeza de
vadonga y ante pocos más que lo acompaña- que su fe había colaborado a superar pasivi-
ron a la gruta de la Santina a cuyo servicio dades y abrir mentes; las escuelas de Guadix
venía; enseguida invitó, por su estreno, al seguían en su corazón como él seguiría siem-
personal ayudante del cabildo, y se presentó pre en el recuerdo de quienes perdieron al
a los trabajadores -en huertas, obras, tienda, padre en un triste día sin despedidas.
zona residencial y mina La Buferrera- algu-
nos procedentes del tiempo de edificación de El invierno le permitió seguir la vida asturiana
la basílica. Entre unos cincuenta vecinos se en crónicas de prensa o boletines, leer y estu-
contaba la familia Casero, cuyo hijo pequeño diar, o responder al correo venido desde Can-
sería monaguillo con él en el culto diario. En gas de Onís: al compañero que le preguntaba
el trato mutuo, el joven clérigo andaluz -en por su nueva vida le contestaría llanamente
adelante lo recordaron afectuosamente como “soy el del seminario…”. De hecho tenía,
“don Pedrín”- iría haciéndose al acento y giros como siempre, vivo interés por la educación y
del habla, que luego entraron en sus escritos por la evolución de las reformas que estaban
con naturalidad. acometiendo el Estado y otros grupos socia-
les. Veía en todo ello las demandas de un fuer-
El cabildo le hizo los encargos habituales de te cambio de época.
los jóvenes: la secretaría y actas, el orden del
archivo, responder a los corresponsales –des- Pronto buscó traducir sus ideas en proyec-
de América pedían noticias de Covadonga- y tos: para Linares, su ciudad natal, propuso
formar parte de comisiones civiles y eclesiás- crear escuelas entre los chiquillos de Canta-
ticas. Hecha la basílica, seguían las obras del rranas, el nuevo barrio minero que durante
hotel, la carretera y el túnel que daría paso a las anuales vacaciones, en invierno, conoció
la gruta desde la explanada de la basílica, evi- y frecuentó como su “lugar predilecto”. A
tando la empinada escalinata. Todo ello era diferencia de Guadix, allí no llegó a encontrar
útil, sin duda, en aquel núcleo de población. los recursos necesarios. No renunciaría, en
todo caso, a emprender en el futuro algo que
Por supuesto, los horizontes que Poveda ne- uniera la actuación social y la educativa, la fe
cesitaba iban más allá, y no los vislumbraba y la cultura.
de entrada. Para emprender su búsqueda le
ayudó su carácter activo, su alegría y el hu-
mor con que tomaba las cosas, sin lamentos ni
demasiado en serio, de forma natural y ecuá-
nime. Su actitud de fondo ante lo inesperado 1 POVEDA, Pedro, fragmento de carta, anterior
de la vida la resumía entonces en plural, para a 1910 conservada en el Archivo Histórico de la
Institución Teresiana (en adelante se citará como
todos: AHIT).
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