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de imaginar los sentimientos que se despertaban en ellos, cuando
        al levantarse por las mañanas y habría las ventanas y lo primero
        que la vista se encontraba, eran las montañas de la Collada de Ar-
        niciu, para ellos era divisar la majestuosidad del comienzo del día,
        igual les daba cualquier estación, todas tenían su belleza. Antonio le
        enseño a Paulina a amar Bueres en todas sus consecuencias.


        Frente a la casa por la parte delantera divisaban el monte Piqueru, y
        cuando miraban hacia el cielo tropezaban con sus ojos en el monte.

        Antonio fue plenamente feliz aquí en su Bueres hasta el ultimo día de
        su vida. En la primavera del 2019 pasaron un día muy tranquilo, y feliz
        por estar juntos un día mas, y antes de llegar la media noche inicio
        su viaje de una manera serena y tranquila, sus manos en mis manos
        y su corazón en mi corazón. Alzo sus maravillosos ojos a Ángela con
        una mirada de agradecimiento y bondad, para luego ondear en mis
        ojos con una mirada llena de amor.


        El dolor que se siente es tan hondo que solo las personas con cora-
        zón lo podrán entender. Hace ya 17 meses, y lo siento a mi lado en
        todos los lugares. Yo seguiré aquí viviendo en nuestro hogar, con la
        calidez que el dejo, y miro al cielo con humildad en espera que lle-
        gue mi momento para irme cerca de él, tengo un sitio reservado en
        la casina del camposanto a su lado. Y rodeados de las montañas de
        Bueres.






























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