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de Nevares y otro de las casas de Robledo y Bada.
Esta división concluyó en 1766 cuando, en las Casas Consistoriales
de Cuadroveña se acordó que, en la Junta General del Principado,
el concejo fuese representado por un “único voto entero y sin
ninguna limitación”. Todos aquellos privilegios se acabaron con
la famosa Desamortización de Mendizábal y se unieron, bajo un
solo ayuntamiento representativo, los cotos de Llames, Fuentes,
Las Arriondas y los dos distritos del Concejo de Parres.
De modo que, desde 1827, Las Arriondas pasó a ser la definitiva
capital del concejo, como lo había sido Cuadroveña durante dos
siglos, Bada desde finales del siglo XVII y, de nuevo, Cuadroveña
desde 1761. Con razón este cronista siempre consideró a Cuadroveña
como la “madre” de Arriondas, aquella supuesta “Cuadrifinia” que,
en total, fue capital del concejo durante más de dos siglos y medio.
Tal vez por eso los parragueses volvemos a su encuentro cuando
morimos, al igual que los hijos regresan al regazo de sus madres.
¿Qué extensión tenía aquel Coto del que hablamos? Ocupaba 230
días de bueyes, -medida agraria típicamente asturiana, equivalente
a 1.250 metros cuadrados-, que es lo que podría arar una pareja
de bueyes en una jornada.
Las diecisiete parroquias que conforman nuestro concejo tienen
como escudo común aquél que fue inventado, en 1900, por Octavio
Bellmunt y Fermín Canella; controvertida creación ésta, porque
las armas de los González de Argandona y de los Cordero de
Nevares no parecen muy ajustadas a los linajes, armas y blasones
que, tanto Tirso de Avilés y Hevia, trescientos veinte años antes,
como Ciriaco Miguel Vigil, en 1892, habían recogido en sus eruditos
estudios sobre estos temas de heráldica asturiana.
Ése es el escudo que Parres ostenta hasta el momento de la
impresión de este libro, en el que se encuentra en revisión su
propuesta, lo mismo que la de la bandera representativa del concejo.