Page 21 - Así es Parres, Arriondas. Vuestro tiempo
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para que Felipe II, en virtud de una bula pontífica de Gregorio XIII,
incorporase a la Corona las propiedades que el Obispado tenía
en Parres, momento en el que aquellos pocos vecinos -nuestros
antepasados en estos lares- compraron en pública subasta esa
mitad del Coto por 254.725 maravedíes; mientras, la otra mitad
siguió en el disfrute del Monasterio de Villanueva y la Casa de
Nevares.
El que siempre llamamos Monasterio de San Pedro de Villanueva
-hoy Parador Nacional de Cangas de Onís- nos daría para escribir
durante semanas. Este cenobio tuvo una muy estrecha relación con
nuestro concejo, pues aquí tuvo muchas propiedades y derechos
históricos.
Y es que sobre esta Real Casa de Benedictinos aún queda mucha
tela por cortar en su larga historia documentada desde el siglo
XII. Desde el primer libro que se conserva del archivo monacal se
repite -año tras año- a lo largo de casi dos siglos, la referencia al
Coto de Las Arriondas con afirmaciones como ésta: “El Conde de
Las Arriondas paga cada un año nueve celemines de pan mediado
por el foro que desta Cassa lleva, que es muy bueno si lo tuviera
libre esta Cassa; es la cuarta parte del Coto y término de Las
Arriondas, todo a monte y valle y río”.
Pero aquellos, aproximadamente doscientos cincuenta vecinos
del Coto, viendo que seguían subordinados a la casa de Nevares,
a pesar de ser dueños de la mitad del mismo, renunciaron a su
propiedad y se la vendieron en 1672 al Regidor del Concejo,
Bernardo Estrada.
Los herederos de esta familia, además del palacio de Nevares, tenían
una casona en Arriondas, cerca de la capilla que hoy llamamos de
San Antonio, en el mismo lugar donde, todavía en la actualidad,
decimos “La Torre”. Como el concejo tenía dos distritos, sus
delegaciones municipales tenían medio voto cada una en los actos
provinciales a los que, por derecho, acudían un noble de la casa
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