Page 35 - Peñamellera Alta
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El Conde, El Conde Luj Vela, según Canella, vivió y murió en Alles y construyó sobre vie-
                 jos cimientos de allí una hermosa iglesia con bellas arquivoltas, ensogados y ajedrezados,
                 de una sola nave de cañón y claustro. El mismo Trespalacios y Mier dice, describiendo
                 lo que ve en la vieja Iglesia: “Bien inspeccionado el sepulcro, su arquitectura y demás,
                 hallamos todas las cosas muy conformes a esta tradición, fuera del presbiterio y su arco,
                 al lado del evangelio y sitio de otro altar colateral, como el que está al lado de la epístola
                 de la mencionada iglesia, se registra el citado sepulcro, denotando la misma antigüedad
                 que el resto del edificio. Las señales son todas de hallarse allí enterrado un guerrero, pues
                 vemos en la piedra travesera que tiene el frontal de dicho sepulcro, hay figurada una espada
                 de anchura muy antigua (cerca de cuatro dedos de ancha), la guarnición en forma de cruz
                 que tiene donde empieza el filo y su punta remata en forma de corazón (lauda hallada en el
                 2014 y conservada en el atrio de la Iglesia Parroquial de San Pedro de Alles).

                 En el atrio de la iglesia hay otro sepulcro, de la misma arquitectura, que denota alguna
                 menor antigüedad: tiene en la piedra frontal que le cubre las mismas cruces y los mismos
                 escudos. Seguramente fue enterramiento de algún hijo o nieto del Conde Don Vela. Le han
                 poseído hasta nuestros tiempos los del sepulcro de Somohano...


                 Y se añade a lo anterior ( y esto sí que está documentado), que tres legados de Peñamellera
                 (Sancho Vela, Bermudo Vela y Martín Vela), en el año 1155 entre otros caballeros, Obispos
                 y Abades asisten a un concilio en Oviedo. Descendientes del Conde Don Vela de Álava
                 y asentados en el Valle Alto, fueron quienes hicieron el cambio de apellido, al tomar el
                 topónimo de Mier.
                 Antes de ese concilio, en 1068, había surgido un importante litigio. Sancho III de Castilla
                 se apodera de los territorios que Sancho V de Navarra poseía en Castilla. Se incluye en
                 la reivindicación también por parte de la Archidiócesis de Burgos segregar a su favor Las
                 Asturias de Santillana, ya que todo se consideraba La Montaña de Burgos.
                 Vino a dirimirlo el Legado Pontificio Don Bernardo, Arzobispo de Toledo, quien sentenció
                 a favor de Oviedo en 1100. Peñamellera, Ribadedeva, Herrerías y Tresviso, permanecerían
                 en la Diócesis de Oviedo. Aunque aparecen a mediados del siglo XIV algunos documentos
                 encabezados eclesiásticamente por Burgos. No obstante, el resto de Cantabria habría de
                 pasar a la Archidiócesis de Burgos, excepto Liébana, hasta 1754, en que se crearía el Obis-
                 pado de Santander. El conjunto quedaría incluido dentro de la diócesis montañesa, no así
                 Tresviso, que permanecería con Peñamellera y Ribadedeva adscrito a Oviedo hasta 1954.
                 Coincide con la misma época en que el área entre el Collado de La Cruz de Rozagás por
                 occidente y La Bahía de La Abadía de San Emeterio (Santander) por oriente, ya se deno-
                 mina Asturias de Santillana.
                 Y aunque la denominación de Las Asturias de Santillana se venía ya dando desde el mo-
                 mento en que los pueblos cántabros se habían ido integrando en el Condado de Castilla,
                 formalmente no se estabilizó hasta la muerte en Tamarón de Vermudo III y la proclamación
                 de Fernando I, como Rey de Castilla y León. Por más que la Comarca de Primorias y de
                 ahí Peñamellera se inclinaría en un primer momento por la influencia leonesa, aunque más
                 acusada en el Valle Alto.
                 Por más que a mediados del XII, reinando Fernando II hubiera cierto atisbo de poner fron-
                 tera a Asturias en el Deva, por el Oriente y en el Eo, por Occidente; el carácter cántabro
                 prevaleció favorecido por el Reino de Castilla y principalmente por su sucesor Alfonso IX,
                 muy interesado en extender fronteras de este Reino.



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