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LA IGLESIA DE SAN PEDRO DE ALLES
Don Juan José Tuñón Escalada
Este templo parroquial cuyas obras se concluyeron en 1787 fue erigido a expensas de don
Juan de Mier y Villar, nacido en Alles en 1736 que tras estudiar leyes en Oviedo y graduarse
de jurisprudencia en la universidad de Valladolid, donde también opositó a cátedras, fue
canónigo de Plasencia, pasando posteriormente a Indias, donde obtuvo la prebenda de ra-
cionero de la catedral de Guadalajara (México) y posteriormente la de arcediano y deán en
la catedral metropolitana de Méjico. Asimismo desempeñó el cargo de subdelegado de la
Bula de Cruzada e Inquisidor en el Tribunal de Nueva España. El desempeño de todos estos
cargos le dio una holgada posición económica que duró hasta el final de sus días, pues a ins-
tancias propias fue jubilado de su cargo con gran reconocimiento del monarca que le honró
con los honores de miembro de la Suprema Inquisición, además de una generosa pensión.
De su actividad en la capital del virreinato que, en virtud de sus cargos, fue importante e
influyente, creemos que merece la pena destacar su activa participación en la erección de
la Cofradía de Nuestra Señora de Covadonga, fundada el año 1785 en el Convento de San-
to Domingo de la ciudad de México donde ya desde el año 1737 existía un altar con una
gran retablo barroco dedicado a la Virgen de Covadonga y en el que, entre otros elementos
ornamentales, figuran tres lienzos dedicados a representar la Sta. Cueva y la batalla de Co-
vadonga. Pero quizás lo más destacable de este hecho para el tema que nos ocupa, es que,
más allá de la devoción y significación de Covadonga, el canónigo Juan de Mier y Villar,
capitaneaba en ese momento, las inquietudes de los asturianos residentes en la capital del
virreinato, entre los que curiosamente figuran un significativo y socialmente muy influyente
grupo de asturianos originarios de Peñamellera y concejos limítrofes. Del prestigio que en-
tre ellos gozaba Mier es buena muestra que se le designase como Prefecto o presidente de
la recién creada cofradía. Sobre todo si tenemos en cuenta que estas cofradías y de manera
particular las vinculadas a la devoción a Covadonga, significaban un cauce de solidaridad
y ayuda mutua entre los asturianos allí donde se encontraba. La erigida en México el año
1785, se inspiraba en sus estatutos en la Congregación de Nra. Sra. de Covadonga de natu-
rales del Principado de Asturias, que unas décadas antes se había instituido en Madrid y de
los que se hizo una edición impresa en México en 1783.
No parece excesivamente aventurado suponer que el protagonismo que el canónigo Juan
de Mier desempeñaba en los asuntos de los asturianos residentes en la ciudad de México,
donde además había tantos originarios del oriente de Asturias y muy concretamente de Pe-
ñamellera, ayude a explicar su interés por la parroquia en la que había nacido, cuyo templo
parroquial era la vieja iglesia del antiguo monasterio de San Pedro de Plecín, arruinada y
alejada de la población de Alles.
Levantar a sus expensas un nuevo templo parroquial, como ya habían hecho en Asturias
otros eclesiásticos asentados en Indias como fue el caso de don Fernando de Arango en
Pravia, que él bien conocía pues fue también del Consejo de Indias, ayuda a explicar la
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