657
“La joven Arriondas es quizá, entre las capitales de los pequeños concejos
asturianos, la que más creció en los últimos tiempos.
Con la llegada del Ferrocarril en los primeros años del
S.XXy la construcción
de la carretera N-634 en la segunda mitad del S.XIX, los enlaces a Colunga,
por el Fitu, con León por El Pontón, y la natural salida de Cangas de Onís,
Ponga, Amieva Cabrales y Onís, la convirtieron en un importante centro de
comunicaciones.
Aunque está rodeada de montañas, está asentada en un abierto valle que
para sí quisieran otras villas asturianas. Por un capricho de la naturaleza,
tiene buenas vistas a los Picos de Europa, macizo principal de la Cordillera
Cantábrica, así como del Picu Pienzu, techo de la Sierra del Sueve, lugares
emblemáticos asturianos de primer orden.
Confluyen aquí los ríos Sella, Piloña y Chicu, y en ello radica buena parte de
su riqueza y fama a la vez que de sus desdichas.
Capital salmonera de España, compartiendo con Ribadesella el Descenso
Internacional del Sella en piragua, y el creciente descenso en canoa, están
en el haber.
Arriondas, desde casi la nada, creció al borde de una carretera recién
construída, trazada como tal, y no pensada como avenida central de una
villa, como debería haber sido. La recta de Coviella, con un puente en la
zona del Barcu, cruza Arriondas como amplia avenida, y con no más que
dos pequeños quiebros a la izquierda sobrepasar el hospital, hubiese sido
lo ideal.”
José Antonio Llano Tirador